sábado, 27 de diciembre de 2008

¿Quienes tienen el real poder para cambiar el sistema educacional?

Todo educador inmerso día a día en su trabajo docente tiene su mente ocupada en la materia que va a explicar en las ocho horas de trabajo, en las pruebas que tiene que corregir hoy día, lo cual le va a ocupar bastante tiempo en su casa, o en la preparación de pruebas que va a ocupar mañana. Poco tiempo le queda para pensar en sus problemas personales o de su familia y menos aún para dedicarse a investigar la realidad educacional donde vive y actúa.
A partir de esto quiero compartir el pensamiento del Profesor Mariano Fernández Enguita (Profesor de Ciencias)
"En los regímenes occidentales y por poco democrático que sea un estado, la esfera pública es infinitamente mas respetuosa de la libertad y de los derechos de las personas, que la organización del lugar del trabajo. Por exiguas, limitadas, insuficientes o bastardas que sean las experiencias de libertad, de ninguna manera debe subestimarse su importancia, pues son la base material del consenso social entorno a la economía del mercado, el estado parlamentario y el discurso neoliberal.
Por otro lado esta doble experiencia da forma mucho de los conflictos bajo el capitalismo, a la expresión de sus contradicciones. La mayor parte de las reivindicaciones de los trabajadores ante el capital (o de las mujeres, o de las etnias oprimidas) se expresan en forma de defensa de los derechos de la persona frente a los derechos de la propiedad ( o los del patriarca, o los de la etnia dominante).
Las contradicciones de la escuela se explican también en este terreno. Está situada dentro de la esfera del Estado -derechos de la persona- pero debe preparar para la inserción en la jerarquía de la producción capitalista -derechos de la propiedad. Ofrece un nivel de igualdad formal -la igualdad de oportunidades: derechos de la persona -pero debe estratificar y jerarquizar la fuerza de trabajo de acuerdo con la jerarquía de la producción : derechos de la propiedad. Es decir, la educación se expresa en un discurso y de acuerdo con unos principios de libertad, democráticos, pero se organiza de forma idéntica a las instituciones sociales dominantes, las empresas capitalistas, autoritariamente.
Para reflexionar: ¿Para qué prepara la escuela? .¿Para la libertad o para la obediencia? ,¿Para la participación o para la sumisión?, ¿Para el ejercicio de los derechos de las personas o para el respeto a los derechos de la propiedad?, ¿Para una cosa, para la otra, o para una cierta combinación de ambas?

Reflexión personal:
Yo considero que el real poder para cambiar el sistema educacional parte por un cambio en las políticas educacionales. Creo que la actual reforma aporta de manera insuficiente a la superación de las contradicciones existentes en la escuela y por ende en la sociedad. Primeramente no existe igualdad de oportunidades para todos ya que los recursos en una escuela municipalizada versus escuela particular no son los mismos, lo que se traduce en diferencias considerables en el nivel de aprendizaje de los alumnos sumado a la escasa consciencia de los profesores del tema en cuestión las que se evidencian en el momento de insertarse en el sistema laboral, que se encuentra dentro de una sociedad ya establecida y jerarquizada que en gran parte no satisface sus necesidades básicas de educación, salud, alimentación, y recreación.
Concluyo entonces que se debe primeramente acortar la brecha social y económica existente en la sociedad dando efectivamente igualdad de oportunidades a todos. Solo así la escuela cumplirá el rol de educar para la vida, basada en la libertad, participación y derechos de las personas. Estamos en una etapa de proceso, y como leí por ahí…”para ver el sol hay que comenzar por excavar la montaña que lo tapa, no importa que sea con una cuchara, hay que comenzar por algo…”
Al responder o tratar de responder este tipo de preguntas es lo que comienza a generar la inquietud respecto de nuestro rol como educadores, y a generar la necesidad de empezar a investigar y analizar nuestra propia realidad como profesionales y como personas miembros de esta sociedad.


Sayda Castro Cárcamo
Educadora en Formación

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